
Adair Mac Taran llegó en son de paz, pero una sola mirada a la bella muchacha que tenía ante sí le bastó para perder la cabeza. La seductora dama normanda lo atraía como el canto de una sirena… de cuyo hechizo no quería ser rescatado. Pronto, el osado hijo del jefe del clan Mac Taran juró librar a Marianne de un matrimonio sin amor… y convertirla en su esposa.

Lady Riona sabía que el arrogante caballero normando jamás elegiría por esposa a una escocesa perteneciente a una familia venida a menos. Y, sin embargo, había tanto deseo en sus ojos que incluso ella sentía la tentación de caer rendida a sus pies. Que Dios la ayudara, pero Nicholas estaba haciendo que se planteara la posibilidad de perder su cuidada virtud ante la promesa de pasar una noche entre sus brazos…

Obsesionado con los recuerdos, Merrick no estaba dispuesto a volver a Tregellas… hasta que vio a su futura esposa. Lady Constance despertaba en él una pasión que jamás había sentido. Pero, ¿qué ocurriría cuando descubriera la verdad?
Mientras sus enemigos conspiraban contra ellos, sólo la confianza podría salvar una relación que nunca había estado destinada a convertirse en amor…
Sir Henry era un caballero capaz de realizar auténticas proezas en el campo de batalla… y en la cama. Un día encontró a dos bellas hermanas esperándolo en su dormitorio; una increíblemente bella y la otra inteligente y segura de sí misma. Henry escuchó atentamente su proposición: le ofrecían una generosa cantidad de dinero a cambio de que dirigiera a sus hombres en una batalla para salvar sus tierras.
Seducido por la belleza de Gisele, pero increíblemente atraído también por la inteligencia de Matilde, Henry aceptó la oferta. Pero los invasores se acercaban y Matilde, una mujer tan compleja como los secretos que guardaba, iba a tener que confiar en sus deseos más profundos… y en el hombre que estaba dispuesto a luchar con todas sus fuerzas para demostrar su honor…
Desde el momento en que se conocieron, lady Beatrice deseó al cínico sir Ranulf, pero como hija de un traidor, su reputación estaba mancillada y el matrimonio era algo imposible para ella. Con la certeza de que jamás podría compartir su vida con el hombre de sus sueños, a la joven doncella se le ocurrió que quizá pudiera estar con él una sola noche…
Ranulf jamás pensó que podría amar a una mujer lo suficiente como para casarse con ella… hasta que conoció a Bea. Un caballero sin riquezas ni poder tenía poco que ofrecer a una dama. Sin embargo, su situación cambió cuando su señor lo puso al mando de un castillo de Cornualles, y allí fue donde Bea apareció por sorpresa… con la intención de seducirlo…