Nathaniel necesitaba encontrar una institutriz que deseara trabajar en su lejana hacienda en las montañas. Pero no tan urgido para contratar a Letty, la cosmetóloga del departamento de belleza de la tienda de su padre.
—Quiero una institutriz que no se amedrente ante un imprevisto, no a una muñeca de porcelana —declaró, arrogante.
Sin embargo, las apariencias engañan. ¡Como descubrió Nathaniel cuando Letty decidió darle una lección!
Con dos hermanas y un hermanito a su cuidado y responsabilidad, Luenda necesitaba dinero. Como caída del cielo, recibe una oferta para vivir, durante un año, en un rancho ovejero, situado en una hermosa montaña de Nueva Zelanda. La mitad de los ingresos se le entregaría a ella y la otra correspondía al apuesto Gwillym Vaughan, quien al conocerla, no le resultó agradable, ya que desde el principio la consideró una oportunista.
Para ella, ésa resultaba una respuesta milagrosa a sus oraciones. A pesar de las dificultades, ¿podría Luenda triunfar?
gracias!!!