Un romance fracasado había conseguido que se olvidara de los hombres
La madre y la abuela de Lora Gifford no dejaban de intentar emparejarla con todos los hombres solteros de la ciudad, no importaba quiénes fueran o qué edad tuvieran. Para evitarlo, Lora pensó que lo mejor sería buscarles pareja a ellas dos. Parecía el plan perfecto… hasta que se quedó prendada de un recién llegado.
El doctor Jon Woods, un sexy veterinario que debía cubrir un puesto temporalmente, no hacía el menor esfuerzo por ocultar la atracción que sentía hacia ella. Pero, ¿cómo podría Lora hacerle un hueco en su corazón sabiendo que se lo rompería cuando se marchara?

Cuando Megan Morison, toda vestida de , buscó refugio en sus brazos, John Vermont le ofreció un techo, un para pagar sus gastos y un hombro sobre el que llorar… Megan estaba harta de que la intentase llevar las riendas de su , pero con John, un fuerte, callado y de ojos brillantes como el acero, se sintió a salvo y aceptada tal cual era. Pero le habría gustado sentirse también amada. Pero John decía que el matrimonio no era para él, aunque su mirada de deseo y sus besos daban a entender algo muy distinto.

Embarcada en una dura misión solo para satisfacer los deseos de su abuela, Roxanne Salyer se encontraba en mitad del desierto de California. Con el coche averiado, sin móvil y quemada por el sol… hasta que el fuerte y sexy Jack Wheeler llegó a rescatarla. Roxanne había crecido con la idea de ser una profesional independiente, no una madre de familia, así que en el rancho de Jack, rodeada de animales de todas las especies, se encontraba totalmente perdida. Lo más peligroso era que Jack tenía a su hija con él, y esto empezaba a provocar en Roxanne unos sueños tan imposibles para ella como el matrimonio y la maternidad. No obstante, Roxanne estaba empeñada en no rendirse a tales sentimientos… hasta que probó ese primer
¿Será posible que ésta sea una lámpara mágica? La compré en un rastrillo, sólo porque me pareció un objeto curioso. Pero, desde entonces, han ocurrido algunas cosas realmente extrañas.
Quizás debiera pedirle un deseo… por su acaso…
Y ahora ese hombre tan atractivo, Alan Kincaid, quiere que le devuelva la lámpara. Tengo la impresión de que cree que es algo especial. ¿Verdad que es una tontería? Estoy segura de que mi primer deseo se hizo realidad por pura coincidencia, aunque estoy empezando a pensar que Alan podría ser mi segundo deseo… y el tercero… y el cuarto…